martes, 9 de enero de 2018

Fisioterapia aplicada Termoterapia

Procedimientos Termoterápicos Por Conducción
Los procedimientos terapéuticos de termoterapia mediante medio conductivo requieren de la existencia de contacto entre los materiales a través de los cuales se va a producir la transferencia térmica, normalmente agente físico y superficie corporal del paciente (conducción térmica a través de la piel).



Baño de parafina
La parafina es una sustancia aislante que destaca por su capacidad de mantener el calor durante un tiempo prolongado y uniforme. Además, es posible reutilizarla (aunque clínicamente está contraindicado) y se aplica de forma sencilla. En los últimos años se ha comenzado a emplear en fusión con sustancias peloides como la turba, los fangos, etc., o con aceites minerales (Hüter-Becker, 2005). El procedimiento de aplicación comienza con el calentamiento de la parafina en agitadores de calefacción automática en torno a los 65 °C, para posteriormente mantenerse a una temperatura próxima a su punto de fusión, entre los 45 y los 54 °C, que es la temperatura de aplicación más habitual (Plaja, 2003).

La técnica de aplicación más común se denomina método de inmersión repetida, esto es, la zona corporal que debe tratarse (pies, manos, etc.) se sumerge de forma breve y esto se repite entre seis y 10 veces. De esta forma se van creando capas de parafina que se parecen a un guante o un calcetín. Una vez generada la envoltura de parafina, se debe proteger la región de aplicación mediante una bolsa de plástico y se tapa con una toalla. Esta aplicación se mantiene entre 15 y 20 minutos. Este procedimiento puede aplicarse diariamente o en días alternos en el caso de tratamientos de fisioterapia clásica como técnica preparatoria para posteriormente realizar una movilización articular, por ejemplo. En las aplicaciones de fisioterapia estética se emplea como «peeling cutáneo» y para mejorar la circulación periférica de regiones distales de las extremidades, como las manos.

Peloides
Desde 1949 se utiliza esta denominación para referirse a una mezcla heterogénea de sustancias hipertermales o hipertermalizadas, formada al menos por dos componentes: un sustrato sólido, como sedimentos, arcillas, limos, fangos, etc., y un componente líquido, frecuentemente agua mineromedicinal (San José, 2001; Mourelle et al, 2009). Se suelen preparar con arcillas y sedimentos que deben sufrir adecuados procesos de maduración, homogenización, amasamiento, etc., para que adquieran las condiciones físicas, químicas y biológicas necesarias.

La maduración, en el caso de los fangos y las turbas, suele realizarse en piscinas o grandes tanques, mientras que en el caso de limos, biogleas, sapropellis y gyttya se necesita un proceso de recolección, amasamiento y homogenización. Se necesitan también paños de lona o tela impermeabilizada de grosor variable (hasta 10 cm) según el efecto que se pretenda (cuanto más gruesa mejor mantenimiento del calor). Los peloides se aplican en forma de emplastos o envolturas que se colocan de manera local, regional o general (Pérez, 2005).
La técnica de tratamiento consiste en la aplicación tópica, general o local, de materiales peloides con fines terapéuticos. Para su uso en forma de emplasto, se aplica el peloide directamente en la zona que va a tratarse o previamente extendido sobre la lona o tela. Posteriormente se envuelve el cuerpo con una sábana impermeable y, o se cubre con una manta o se aplica calor. Se pueden aplicar también a modo de compresas envolviendo el peloide en una doble capa de material poroso biodegradable, de forma que no es necesario el lavado posterior de la zona. La temperatura de aplicación varía entre 39 y 50 °C, y se mantiene entre 15 y 20 minutos, según los objetivos deseados. Posteriormente se deja un período de reposo comprendido entre 10 y 30 minutos. Suelen realizarse ciclos de 15 o 20 días de aplicaciones diarias o en días alternos cada 6 o 12 meses (Mourelle, 2009). Este procedimiento de fisioterapia está en pleno auge entre los tratamientos estéticos y en los centros de balneoterapia y «spa».

Parches, compresas
Se utilizan para proporcionar calor en áreas corporales pequeñas. Existen diferentes variedades, entre las que destacan las compresas o parches secos, que son las más frecuentes, como geles, cereales, elementos eléctricos o mezclas químicas, y las húmedas, que son introducidas en agua y tienen un enfriamiento más rápido (Watson, 2009). En la literatura científica también se denominan hot-pack, que son bolsas de hidrocoloide que se calientan en agua caliente o al microndas. La temperatura de las compresas es de 40-42 °C y el tiempo de aplicación es de 15-20 minutos.



Almohadillas eléctricas
Se pueden considerar envolturas, que suelen ser comercializadas incluso sin prescripción sanitaria, lo cual hace que sean una de las formas de termoterapia superficial más comúnmente empleadas por el público general. Producen un calor rápido y uniforme, y tienen una forma de aplicación sencilla y cómoda, aunque de eficacia moderada (Aramburu et al, 1998). Poseen una potencia comprendida entre los 10 y los 50 watios, según el modelo. El calor se produce mediante el calentamiento de una resistencia eléctrica que se encuentra en el interior. Se presentan en forma de mantas o almohadas, o bien como modelos ajustables a la zona en la que debe aplicarse y deben estar adecuadamente aisladas. Suelen disponer de un interruptor con diferentes intensidades de calentamiento. Al mantenerse constante el nivel de temperatura existe riesgo de que se produzcan quemaduras, sobre todo si el paciente se duerme sobre ella, porque el efecto analgésico del calor puede hacer que el paciente no perciba la quemadura en el momento en el que se produce (Kottke y Lehman, 1997). Por otro lado, el peso del cuerpo sobre el mecanismo hace que la temperatura de la piel se eleve de forma importante. El tiempo recomendado de aplicación y la intensidad de calor suministrado deben ser prescritos por un especialista dependiendo de la afección y de las características personales del sujeto/paciente.

Procedimientos Termoterápicos Por Convección
Los procedimientos de termoterapia que transfieren el calor mediante este modo se caracterizan porque se realizan mediante la interposición de la región corporal que debe tratarse dentro de una corriente de convección a través de la que circula un fluido (líquido y gas).

Lavados y abluciones
Pueden definirse como los procedimientos en los que se realiza una aplicación directa de agua mediante el uso de la mano, esponja, guante, etc. (Mourelle, 2009). Son fricciones húmedas a baja presión en toda la superficie corporal o en una parte de ésta. La técnica de aplicación consiste en humedecer la zona corporal que debe tratarse con un paño de lino mojado y escurrido en agua fría entre 12 y 16 °C o en agua templada con una temperatura entre 20 y 23 °C.

Es muy importante secar al paciente después de la aplicación. Este procedimiento está muy extendido entre las técnicas de fisioterapia estética, plástica y reparadora, y en las fases de recuperación funcional de deportistas.

Para la aplicación de lavados y abluciones se necesita un paño de cualquier material que permita la aplicación con una mano, un guante o una esponja, un recipiente con agua y un termómetro. Pueden aplicarse de forma local, regional o general. Se realizan en una posición que facilite la aplicación con la mayor rapidez posible. Se moja y escurre el paño, y se aplica desde el centro hacia fuera y de manera centrípeta. Para finalizar se arropa convenientemente a la persona y se deja en reposo (Mourelle, 2009).



Afusiones o chorros sin presión
Consisten en la aplicación de un chorro de agua sin presión a modo de manto uniforme. En general se emplea agua fría (10-12 °C), templada (18-20 °C) o caliente (40-42 °C), aunque también pueden hacerse con cambios de temperatura; caliente (38 °C, durante 2 min) y frías (10-16 °C, entre 10 y 20 s) (San José, 2001). También se emplea una manguera de unos 2 cm de diámetro. Se necesitan sábanas y mantas calientes. Se aplican a una distancia de unos 20 cm y con una orientación caudal, colocando al paciente según la zona que va a tratarse. La temperatura puede ser muy variada, y se usan temperaturas de hasta 45 °C. Pueden realizarse de forma homogénea, comenzando con el agua a una temperatura indiferente y se va aumentando de manera progresiva hasta el límite de tolerancia, cuando se mantiene unos 3 o 5 minutos, o alternando con agua fría (a 10-16 °C). Cuando se realiza de manera alterna, se comienza con la aplicación caliente durante uno o 2 minutos y posteriormente se realiza la aplicación fría, que suele tener una duración de alrededor de 20 segundos. Se finaliza siempre con la aplicación fría. Para finalizar, se elimina el agua de la superficie corporal dejando la piel húmeda y posteriormente se puede realizar otra técnica terapéutica como masaje o fricción. Se
finaliza con 30 a 60 minutos de reposo (Morelle, 2009).


Sauna
Se ha empleado durante siglos en los países escandinavos y de Europa Oriental (Hüter-Becker, 2005; Morelle, 2009). La sauna consiste en un baño por convección de aire ambiental seco y caliente, con una humedad relativa del 10 al 20%. Durante la aplicación se pueden introducir golpes de vapor, alternados con enfriamientos mediante aplicaciones de agua fría o exposición al aire exterior (Blum y Blum, 2007).
Esta técnica se realiza en una habitación cerrada, forrada de madera, la cual absorbe la humedad ambiental. Sin embargo, debe poseer una adecuada ventilación, lo que significa que el aire debe ser renovado de tres a ocho veces por hora, para que no se produzca una gran concentración de humedad dentro de la sauna (Hüter-Becker, 2005).
La piel puede llegar a alcanzar una temperatura de 40 °C y el bajo grado de humedad hace que se produzca una importante evaporación del sudor, que ayuda a la buena tolerancia de esta aplicación. La sudoración suele comenzar rápidamente, pero alcanza el máximo a los 15 minutos de la aplicación. Además, algunos estudios han estimado que se puede producir una cantidad de sudoración de 0,5 g/h (Blum y Blum, 2007).

El golpe de calor se consigue al añadir agua, que se vuelca sobre las piedras del horno.
Dicha agua puede estar mezclada con pequeñas cantidades de aceite etéreo, como el eucalipto o la esencia de agujas de pino, que ayudan a crear un ambiente fresco y favorecedor de la respiración.
Con ello se produce una rápida evaporación y un aumento bastante notable de la humedad del aire de la estancia.

Este procedimiento es recomendable aplicarlo en dos o tres sesiones semanales, con una duración total comprendida entre una y 2 horas, en aplicaciones de unos 10 minutos, no superando los 15 minutos (Mourelle, 2009). Se debe realizar 2 horas después de la última ingesta de comida y esperar al menos una hora para comer después de su aplicación. No se deben tomar previamente bebidas alcohólicas. Además, se aconseja evacuar el intestino y la vejiga antes de la aplicación. Por lo general en la sauna debe haber una temperatura de unos 40 °C en el aire que se encuentra en la parte inferior de la estancia y de aproximadamente 100 °C a la altura del techo.

Métodos Por Conversión
Corrientes de alta frecuencia



Onda corta
Se basa en la aplicación de ondas electromagnéticas a los tejidos con un fin terapéutico. Es una corriente de alta frecuencia, con una frecuencia aprobada para el uso médico de 27,12 MHz (Albornoz y Maya, 2008). El uso terapéutico de la onda corta se fundamenta principalmente en que las ondas son absorbidas de forma selectiva por los tejidos con mayor contenido en agua, de forma que se puede obtener un efecto específico sobre tejidos blandos, y un menor calentamiento en tejidos como el hueso (Rodríguez, 2000).

Existen diferentes tipos de aplicaciones de onda corta, como el método capacitativo y el método inductivo. En el primero prevalecen el campo eléctrico y los efectos térmicos y en el segundo, el campo magnético y los efectos biológicos (Albornoz y Maya, 2008).
Los métodos de aplicación, así como todas las características técnicas, superan el fin de esta obra y los procedimientos generales de fisioterapia.


Microondas
Pertenecen al grupo de la electroterapia de alta frecuencia. El tratamiento mediante la aplicación de microondas está basado en la absorción de oscilaciones electromagnéticas, que se encuentran en la gama de frecuencias de 2.450 MHz (Albornoz y Maya, 2008).
Su uso está muy extendido en los servicios de fisioterapia clínica, principalmente hospitalarios.
Las microondas producen un calentamiento mayor en el tejido graso que en el músculo (Cameron, 2009), a diferencia de la onda corta, que lo hace que sean más adecuadas para su aplicación en tejidos que se encuentran más próximos a la piel. Estas corrientes poseen un gran abanico de aplicaciones y producen una sensación de calor agradable en el paciente. Al igual que las aplicaciones de onda corta, no se abordan en esta obra por exceder las competencias de los procedimientos generales de fisioterapia



Ultrasonidos
Son ondas mecánicas de naturaleza sonora que requieren de un medio para su transmisión.
Actúan mediante compresiones y dilataciones periódicas de los tejidos (Aramburun et al, 1998), produciendo vibraciones mecánicas de gran frecuencia, que dan como resultado la producción de calor. La absorción de energía ultrasónica por parte de los tejidos es exponencial, lo cual significa que se absorbe menos energía en los tejidos profundos que en los superficiales (Lehmann y Lateur, 1999). Generalmente los tejidos más ricos en proteínas absorben los ultrasonidos en mayor medida que los que tienen mayor contenido de agua y menos proteínas, como el tejido graso y la sangre (Watson, 2009). Este procedimiento no se describe entre las competencias de esta obra, pues excede sus objetivos.



Radiación
Radiación infrarroja
La radiación infrarroja se considera un agente térmico superficial perteneciente a los procedimientos
de fototerapia.


Indicaciones
Al igual que con cualquier otro medio terapéutico, previamente a cualquier aplicación es necesario
establecer un diagnóstico preciso, a partir del cual se marcan los objetivos, las técnicas y los parámetros de aplicación adecuados.

La termoterapia suele aplicarse en procesos subagudos y crónicos como:
• Enfermedades del aparato locomotor subagudas y crónicas, fundamentalmente contusiones, artritis, artrosis, esguinces, mialgias, etc.
• Alteraciones o enfermedades del sistema nervioso: neuralgias, neuritis, poliomielitis, hemiplejía, espasmos musculares de origen nervioso, etc.
• Trastornos funcionales y orgánicos del riego sanguíneo periférico (aplicaciones indirectas).
• Trastornos del aparato digestivo: espasmódicos abdominales, cólicos biliares, etc.
• Procesos subagudos y crónicos del suelo pélvico.
Contraindicacio nes

Debido a la gran cantidad de aplicaciones, existen numerosas contraindicaciones generales y
específicas. En este capítulo nos centraremos en las contraindicaciones generales (Apolo et al,
2006; Watson, 2009):
• Procesos inflamatorios agudos.
• Hemorragias.
• Estados febriles.
• Procesos inflamatorios agudos.
• Estados agudos postraumáticos.
• Procesos infecciosos agudos.
• Tromboflebitis y trombosis.
• Tumores malignos.
• Insuficiencia coronaria, cardíaca e hipertensión.
• Insuficiencias orgánicas graves o en períodos de descompensación (p. ej., diabetes grave y mal controlada).
• Enfermos terminales.
• Insuficiencia de retorno venoso y varices en miembros inferiores.

Actividad realiza un cuadro comparativo de los diferentes metodos de termoterapia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ginecologia y Obstetricia, Parto extra hospitalario

Actuación in situ Siempre que sea posible trasladaremos a la gestante a un centro hospitalario para que se produzca allí el nacimiento, per...